lunes, 1 de junio de 2015

ARTÍCULO: SÍ, PERO NO.

                                

Hay una dama que siempre ha llamado mi atención, no sólo por su belleza natural, con unos ojos grandes como platos, labios atrayentes, pelo rubio con un pequeño cerquillo, estatura mediana, sonrisa contagiosa y profusa feminidad a pesar de sus pantalones, sino también por el donaire con el que está manteniendo el “tipo” en sus continuas visitas al Palacio de Justicia. Me estoy refiriendo a  Doña Victoria Espinoza García, alcaldesa de la ciudad y lideresa de un partido político en el que es conocida por el sobrenombre popular de Vicky, y a la que deseo sinceramente pueda obtener unos resultados acordes a su nombre, cosa difícil, en los complejos y complicados litigios en los que ahora, hasta los semáforos parpadean asustados, y que de un tiempo a esta parte viene afrontando. Es de desear que la altura profesional de sus abogados sea coincidente con la de los casos que se le avecinan que no es poca. Le deseo mucha suerte pues falta le va a hacer. Aunque todo hay que decirlo, su actuación junto con otros tres alcaldes foráneos, ha dejado mucho que desear, al arremeter judicialmente contra un fiel servidor del Estado, el Sr Asmat Urcia. Quizá originado por un asesoramiento superficial o inadecuado, o un afán de desviar la atención en otra dirección, o vayan ustedes a saber por qué ha sido. Sea cual sea la causa de lo que puede considerarse como un “patinazo”, y no me estoy refiriendo al aspecto judicial, que doctores tiene la Ley para su correcta aplicación, sino al social, al terreno del hombre de la calle, que no puede entender cómo es posible que unas autoridades públicas elegidas por ellos, arremetan judicialmente contra otra que además de defender la legalidad vigente, que es lo que está haciendo, tiene y puede presumir de una trayectoria profesional clara, limpia y honesta como es la del Procurador aludido, cosa que no todos pueden aducir. Creo que la autoridad de la que han sido revestidos tanto Doña Victoria, como los tres restantes alcaldes denunciantes, van a quedar por los suelos si no salen claramente triunfantes del litigio que ellos mismos han interpuesto. Hasta el extremo de que si en ellos reina la dignidad deberían dimitir de sus puestos tras un fallo desfavorable, cosa que es más que posible. Pero bueno, todo eso queda para un futuro cercano.
Mucho más cercano era el resultado del primer juicio que tenía  que afrontar Doña Victoria, por el enriquecimiento ilícito de más de 1.000.000 de soles en compañía de su conviviente Sr. Agapito Vasques y para los que la Fiscalía solicitó siete años de cárcel más una devolución similar a lo enriquecido ilícitamente. Este juicio en su última sesión se celebró el pasado jueves 21, a las18h, y al que asistí, pues creí merecería la pena oír en directo la sentencia dictada al tratarse de un personaje público de relevancia. Paso a narrarles lo acontecido.
 Son las 11,30 de la noche cuando vuelvo del Palacio de justicia, que, tras lo visto y oído escribo con minúsculas. Y es que como digo, vuelvo a casa pero  con la idea de que la justicia se ha empequeñecido, se ha minimizado, y se ha convertido en una caricatura de lo que debe ser. Les cuento.
Tras varias horas de espera, pues esta última sesión era para dictar como decía antes, una  sentencia muy esperada, se ha procedido a dictarla con un contenido insólito, inesperado y muy peculiar.
 La presencia física en la sala de Doña Victoria, hacía presumir que conocía o sabía el sentido absolutorio de la sentencia, y más al declarar públicamente que “No me voy a ir, me voy a quedar, escucharé toda la sentencia”. Estas palabras me reafirmaron en mi creencia de que conocía el sentido absolutorio de la sentencia. Cosa que me costaba creer por la falta de pruebas absolutorias presentadas por su defensa que esta vez reaparecía sin “calentura” como la sufrida la semana pasada. La verdad es que Doña Victoria, o presentía o conocía que de allí no se iba a la “trona”, y de ahí no solo la elegancia del terno azul turquesa que tan elegantemente lucía, sino sus palabras antes mencionadas en el sentido de que “de aquí no me voy” y a las que sólo le falto decir “a Cambio Puente”. Y para confirmar sus presagios o conocimiento, vayan ustedes a saber, Don David Aguilar Ponce, Juez del Juzgado Unipersonal de la Corte Superior de Justicia del Santa emitió la siguiente sentencia: “Se les condena por enriquecimiento ilícito a 7 años de privación de libertad y a 3 de inhabilitación para cargo público” para seguidamente decir “que la pena no se ejecute inmediatamente, es decir , que no vayan a prisión dado que los acusados siempre han concurrido a las audiencias y cuentan con comparecencia simple” y que mientras no haya una sentencia firme se mantiene la presunción de inocencia. O dicho de otra manera, para que usted querido lector mejor lo entienda: Si, pero no. O sea, son culpables, pero  como por ahora vienen siendo buenos chicos, no  se ejecute la sentencia hasta que la revise otro juez. Algo insólito por no darle un calificativo más duro, pues sin haber apelación alguna el Sr. Juez ya la estaba proponiendo. Personalmente me recordó, salvando las distancias y con todos mis respetos, al lavado de manos que realizó aquel prefecto de Judea en el siglo I y que llevaba por nombre Poncio Pilatos. En lo referente a la reparación civil se les condenó a devolver solidariamente algo más del millón de soles denunciado, al mismo tiempo que se les citaba para presentarse obligatoriamente el próximo  lunes a las 8,30 h. en el Juzgado de Investigación Preparatoria. En fin, sentencia con feliz fin de semana incluido para los “condenados”, que no tendrán que volver a Palacio hasta el lunes próximo, y que sin duda originará  un terremoto judicial al sentar un precedente y sentar jurisprudencia. Terremoto,  acompañado de truenos, relámpagos y tsunami incluido. Y si no es así es que andamos muy, pero que muy mal. Rematadamente mal.
Y una vez dicho todo lo dicho no me queda sino felicitar una vez más a Doña Victoria por su elegancia y prestancia, realmente impresionante, hasta tal extremo que cuantos allí estuvimos, incluido posiblemente el mismo Doctor Aguilar, quedamos deslumbrados de la arrogancia, el poderío, el saber estar y sobre todo la fuerza  premonitoria de esta mujer que intuyó desde antes de empezar la sesión, que el fin de semana lo pasaría felizmente disfrutando del sol al aire libre. Cosa que tengo que confesarles, yo estaba convencido de lo contrario pues todos los indicios apuntaban a que se dictarían y cumplirían  las penas solicitadas,  y que si no lo manifesté públicamente fue por el respeto que me merecían los encausados. A la vista de lo visto habrá que augurarle a Dña Victoria éxitos similares o mayores al de hoy en los tres juicios que se le avecinan y en los que se le solicitan bastantes más años de privación de libertad de los siete que el juez ha dejado en “sí, pero no”. Lo que también puede ocurrir es que en otras futuras audiencias ese poderío que ha irradiado hoy no deslumbre a nadie y las cosas se desarrollen con otros criterios en los que las sentencias dictadas no sean, repito, tan inesperadas, sorprendentes, insólitas y posiblemente peligrosas. Y digo esto último por el precedente y jurisprudencia que esta sentencia puede conllevar.
Refrán:”La absolución del culpable es la condena del juez”  (Publio Siro)
Así  sea.

EL VIGÍA  

No hay comentarios:

Publicar un comentario